Lo que más me preocupa es que cuando la convención anterior proponía una cosa que fuera remotamente mal interpretable quedaba la zorra en los medios pero no se le está prestando atención a las propuestas de la convención actual.
Porque funcionó el juego de la extrema derecha. Otra vez. La invasión y apropiación del espacio de discusión política del progreso y la justicia es parte del manual del fascismo 101.
Ojalá que de alguna manera se logre solventar la situación y se termine este gobierno con el gran logro de ilegalizar, o al menos declarar terrorista, entidades como el partido republicano.
La Constitución de 1980 exigía altas mayorías para aprobar reformas al texto: dos tercios (66,6%) y tres quintos (60%), dependiendo de la materia que se buscaba cambiar. En la práctica, la norma funcionó durante décadas como un candado que impedía reformar la Constitución. Pero en junio de 2022, cuando la Convención Constitucional aún trabajaba en el texto que luego sería rechazado, el Congreso acordó reemplazar ambos mínimos por el de cuatro séptimos (57,14%). La iniciativa fue aprobada con votos desde la UDI hasta el PC, lo que se leyó como un acuerdo inédito propiciado por lo que ocurría en la Convención.
Cuando vayan a votar por rechazar la nueva constitución (y quedarnos con la del 80), no se depriman pensando que todo el proceso fue un desperdicio/un fracaso. Hay reformas que no se hubieran hecho de no ser por el proceso.
Qué sorprendente que al haber elegido a un grupo de fanáticos ultra conservadores religiosos, admiradores del dictador para redactar una constitución propongan reformas conservadoras y poco democráticas.